Aquella primera vez…

Y claro…entender al Pánico sin conocerlo…me iba a ser bastante complejo. Y las cosas no pasan, hasta que pasan. Y cuando me pasó…ahí empecé a entender un poco más.
Volvía del trabajo como un día más, desde Nuñez hasta Almagro. Esa vez viajaba con un compañero de trabajo, y ya que el día me tenía un tanto agotada, apoveché que teníamos los dos asientos de adelante que van para atrás. Con lo cual, viajabamos los dos de espaldas al chofer y al camino que ibamos a recorrer.
Jamás tuve inconvenientes en sentarme de este modo, porque no me producía mareos, ni malestar, como si le sucede a mucha gente. No lo dudamos, y ahí nos instalamos a recorrer unos 40 mins de viaje.
Repentinamente, mientras escuchaba como mi compañero estaba hablandome de su bebé recién nacido, me di cuenta que no le estaba prestando absolutamente nada de atención, sino que estaba sintiendo un tremendo malestar en el pecho, mis manos empezaban a transpirar, sudar y mis piernas temblaban como si fuesen a quebrarse.
Intenté tranquilizarme, y pensar que era algo pasajero, un poco de calor, algo de cansancio, pero por más esfuerzo que hacía...no podía, y cada segundo era peor, y cada segundo escuchaba menos las palabras que me llegaban.
Llegado un momento de tanto malestar, me encontraba a 2 cuadras de mi casa, solamente 1 parada de colectivo. Pero no podía estar más allí arriba. Como fuese, yo tenía que bajarme de este colectivo en ese preciso instante.
Le dije como pude a mi compañero que no me sentía bien, me parecía que me había bajado la presión, que me bajaba. Sabiendo él que me encontraba a 2 cuadras de mi casa, no dudó en decirme que se bajaba, que no camine, y aunque sean 2 cuadras, tome el primer taxi que apareciera…el iba a quedarse conmigo hasta que yo esté arriba del auto. Moví a todos los pasajeros de lugar, como en una furiosa escapada...y logré llegar al timbre de parada, antes que arranque.
Mis sensaciones seguían aumentando, el temblor, flojedad de piernas, pensamientos de miedo, de temor, temor a la muerte, temor a un infarto, a un desmayo, a todo…a lo conocido y lo no conocido. Y yo, de viaje a casa solo por dos cuadras.
Ya en casa, con mi pareja, llamamos al médico de urgencia. Na da me sacaba la idea de que se trataba de un bajón de presión. En ningún momento pude imaginarme cualquier otra cosa.
El médico que vino, me revisó, me tomó la presión, me oscultó…y mi cuerpo estaba normal. No había signos de nada raro. Simplemente me dijo:” Pudo haber sido un poco de baja presión” pero ya pasó. Tomá líquidos, y cuidate.
Al otro día, estando en el trabajo, empecé a sentir todo de la misma forma, pero ésta vez, resultó muchísimo más doloroso, porque realmente ya no sabía de qué se trataba, pero sabía que algo estaba mal. Y empezaba a pensar que si mi cabeza tenía tantos pensamientos extraños y necesidad de no estar donde estaba….eso no era la presión sanguinea.
Me fui a casa, de urgencia. Cuando llamé nuevamente a la guardia, y logré a duras penas abrirle la puerta a mi mamá para que me acompañe en ese momento que realmente lo necesitaba, ya casi no podía hablar, temblaba, estaba descompuesta, traspirada, nerviosa, ansiosa, no había síntoma que se me escapase.
Ahí fue el principio. Luego de relatarle con todos los detalles lo que me estaba sucediendo, y lo sucedido el día anterior, el médico, muy perceptivo lo recuerdo, me dijo claramente: “ Vos no tenés problemas de presión, tampoco es algo físico…lo que pasaste ayer, y lo que estás atravezando en este momento son ATAQUES DE PÁNICO”….”y ya mismo tenés que hacer una derivación a psiquiatría para que puedan darte el tratamiento adecuado. Mientras tanto, yo te doy ya mismo una medicación sublingual que actúa de inmediato, así te calmás”…
Esas fueron las palabras del médico..Al otro día, ya con licencia médica, tuve mi entrevista para derivación terapéutica y psiquiátrica.
En ese momento empecé mis tratamientos con la medicación adecuada y orientada por mi psiquiatra.
En ese momento empecé a entender al pánico, a conocerlo…y a forzarme por aceptar que lo tenía conmigo.
Había tenido dos ataques de pánico sin saber qué era eso. Sentí que moría, que enloquecía y no conocía el nombre de esas sensaciones, el origen, el motivo.
El porqué de ese momento, el porqué del cómo…y demás..ya lo veremos en otro artículo.
Esto era simplemente contarte de Aquella primera vez…

No hay comentarios: